Una investigación concluye que los potitos industriales y los purés caseros tienen un perfil nutricional semejante

17 de octubre de 2012
CATEGORÍA:
Salud y Bienestar
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El Grupo de Investigación de Nutrición y Bromatología (E098-02) de la Universidad de Murcia (Dr. Ros, catedrático de Nutrición y Bromatología) en colaboración con investigadores del IIS La Fe, en concreto el Dr. Dalmau, jefe de sección de la Unidad de Nutrición y Metabolopatías y del grupo de investigación homónimo, han analizado potitos de tres marcas diferentes, los han comparado con purés caseros y han concluido que presentan un perfil nutricional muy similar y dentro de los rangos recomendados.

 

La investigación evidencia que no existen diferencias relevantes en el perfil nutricional de purés elaborados de forma casera con respecto a los industriales en cuanto a su composición en macronutrientes, y que, estos últimos permiten un perfil en el producto acabado más controlado y homogéneo debido a su proceso de elaboración.

 

Los investigadores defienden que la variabilidad proteica observada puede deberse al empleo de distintas piezas cárnicas y a la cantidad añadida en la formulación.

 

Con respecto al contenido en sodio, su presencia en los purés depende fundamentalmente de la formulación y de la sal añadida; así, en el caso de los purés caseros cabe destacar que existe un riesgo de sobrepasar las concentraciones de sodio recomendadas al adicionarlo durante la elaboración.

 

En cuanto al perfil lipídico, tanto los purés comerciales como los caseros presentan un patrón muy similar, predominando los ácidos grasos monoinsaturados, seguidos de los saturados y de los poliinsaturados. Atendiendo a la formulación, se puede corroborar que algunas marcas refuerzan el contenido en ácido linoleico y linolénico con la incorporación de aceites de semillas.

 

A partir de los 4 o 6 meses, la lactancia materna puede no ser suficiente para cubrir las necesidades nutricionales de un niño, por lo que se deben introducir alimentos suplementarios. Este periodo de edad coincide además con una suficiente maduración digestiva, renal e inmunitaria del niño que permite la introducción de nuevos alimentos. Exponerlo a sabores muy dulces o salados puede influir en sus preferencias.

 

Así, desde los 5 o 6 meses se comienzan a incluir en la dieta del menor alimentos sólidos de forma progresiva y, entre este tipo de alimentos, los purés comerciales listos para el consumo han cobrado una gran importancia debido al escaso tiempo del que disponen muchas familias para elaborar purés de forma casera.

 

 

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