Una solución para el ‘dolor intratable’

25 de octubre de 2013
CATEGORÍA:
Salud y Bienestar
COMPARTE:
TW - FB

 

El Hospital Clínico de Valencia inserta un estimulador en el cerebro para tratar dolores sin solución.


Una solución para el 'dolor intratable'

El dolor neuropático, el derivado de trastornos del cerebro o la médula, en muchas ocasiones se puede aplacar, pero en otras no se consigue. Cuando esto sucede los médicos hablan de «dolor intratable». ¿Significa ello que no se puede hacer nada por erradicarlo? El Hospital Clínico de Valencia acaba de ofrecer una respuesta. El servicio de Neurología de este centro sanitario ha colocado recientemente un estimulador en la superficie del cerebro. Se trata de un pequeño dispositivo cuya función es trasladar una corriente eléctrica que inhibe los impulsos nerviosos dolorosos.

 

La implantación de los estimuladores está indicada en pacientes «muy seleccionados, que padecen enfermedades en las que persiste un dolor neuropático o central y que ha sido imposible tratar con otros métodos farmacológicos o de estimulación medular», explia el doctor González Darder, Jefe del Servicio de Neurocirugía.

 

Una vez seleccionados los pacientes que son susceptibles de esta terapia llega la hora de la intervención, que consiste en implantar el estimulador en la superficie del cerebro. Desde ese punto, a través de electrodos, colocados en los puntos exactos, se consigue aplacar el dolor mediante estímulos eléctricos adecuados. Una de las claves para el éxito de la terapia, tal como expone el doctor González Darder, «es localizar con precisión el área cerebral donde se aplica el electrodo. De ahí la importancia de la neurofisiología».

 

El especialista insiste en que hay que ser muy precisos para colocar los electrodos. Ello implica «conocer las zonas donde va a ser más efectivo estimular para controlar el dolor». La tecnología de última generación juega aquí un importante papel, puesto que la «neuronavegación permite seleccionar el lugar exacto».

 

El electrodo se conecta a un generador que se implanta debajo de la piel del paciente y el paso siguiente es programar el funcionamiento de estimulador de forma automática o a demanda del paciente.

 

Cuando ya está todo colocado, el estimulador inicia su función, que no es otra que hacer pasar una corriente eléctrica en la superficie del cerebro. Así se consigue la inhibición de los impulsos dolorosos, que es lo mismo que decir que el paciente ya no sufre el dolor o este disminuye su intensidad. Sólo queda entonces mantener el «seguimiento del paciente para afrontar eventuales reprogramaciones y la reducción de la medicación que requiera».

 

COMPARTE:
TW - FB