Los nuevos laboratorios de salud pública de Valencia analizarán este año 18.000 muestras

17 de abril de 2009
CATEGORÍA:
Salud y Bienestar
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Los nuevos laboratorios de salud pública de Valencia analizarán este año 18.000 muestras, de las que el 50 por ciento corresponden a los programas de seguridad alimentaria, para garantizar, entre otras líneas que los porcentajes de trasgénicos cumplan la normativa o que los productos que contengan alérgenos lo especifiquen, mientras que la otra mitad corresponde a programas de control ambiental para asegurar la calidad del aire y el agua, según destacó hoy el conseller de Sanitat, Manuel Cervera, en la visita a instalaciones.

Cervera destacó que esta cifra supone incrementar en un 20% la actividad respecto a 2008, cuando se analizaron cerca de 15.000 muestras, de las cuales 6.000 son del programa de vigilancia de alimentos, 4.000 al programa nacional de residuos veterinarios y 5.000 a muestras medioambientales. De estas muestras se obtuvieron 180.000 resultados ya que de cada una de ellas se controlan varias sustancias.

Al respecto, tanto el director general de salud pública, Manuel Escolano, como el jefe de sección de laboratorio de salud pública, Vicente Yusà, destacaron que los análisis corroboran que el agua potable de la Comunitat Valenciana presenta una «buena calidad», aunque resulta «muy difícil» determinar en qué zona es mejor porque depende de unos 70 parámetros. No obstante, las zonas agrícolas suelen ser «más problemáticas» que las urbanas porque el uso de plaguicidas y abonos terminan pasando a los acuíferos, con lo que se elevan los niveles de nitratos.

Yusà explicó que el agua para abastecimiento se analiza en todos los pueblos de la Comunitat y cerca de un 80 por ciento de las muestran se remiten a estos laboratorios, donde se controlan cerca de un centenar de sustancias entre plaguicidas, metales o microbiología, entre otros, mientras que otros contaminantes se controlan en las propias casetas de muestreo. Pero además, en estos laboratorios también se analiza el agua de las fuentes, zonas recreativas, por muy remotas que estén, de los vertidos y las playas, apuntó.

Asimismo, Escolano destacó que la calidad del aire de la Comunitat Valenciana «cumple los requisitos europeos» y aunque «no existe ningún problema, se constata, como marca la lógica que en las zonas rurales es más limpio que es las urbanas por el mayor nivel de tráfico rodado». En cualquier caso, subrayó que la polución en las principales ciudades, como Valencia o Alicante, «dista mucho de los problemas de las grandes urbes como Madrid o Barcelona».

Además, estos laboratorios se centran en la seguridad alimentaria. Así, Escolano destacó que la Comunitat Valenciana fue pionera en desarrollar un programa de trasgénicos, por el que recibió la felicitación de la UE, para identificar la proporción de estas sustancias en los dos únicos productos permitidos, maíz y soja, como si las hay en los no autorizados. Hasta ahora la única anomalía detectada ha sido en maíz importado de otros países por contener un porcentaje no declarado, como es obligatorio.

Otro de los aspectos que investigan es el análisis de los alérgenos de los productos para constatar, por ejemplo, que si van dirigidos a celiacos efectivamente no contengan gluten. En los cinco años que se llevan analizando no se ha detectado ninguna anomalía, destacó Yusà.

Por otro lado, destacó el «enorme esfuerzo» que se ha destinado para controlar la trazabilidad en la cadena alimentaria con el objetivo de que pueda actuar para proteger la salud del consumidor ante cualquier incidencia. Así, destacó que conselleria de Sanidad tiene distribuidos cerca de 300 veterinarios en todos los mataderos, además de los sistemas de autocontrol de la calidad a los que los propios operadores económicos están obligados a desarrollar, mientras que la Administración se encarga de verificar que estos análisis funcionan. En cualquier caso, apuntó que los controles realizados en estos laboratorios son «a tiempo real» para poder actuar si se detecta alguna incidencia y retirar del mercado el producto.

INSTALACIONES

Estos laboratorios, ubicados en el Centro Superior de Investigación en Salud Pública (CSISP), disponen de 3.000 metros cuadrados, están dotadas de modernos sistemas de seguridad para garantizar el correcto trabajo analítico y la seguridad de los trabajadores, que ascienden a 60.

Estas instalaciones se estructura en cinco unidades técnicas: la Unidad de Logística y de Garantía de Calidad, la Unidad de Aguas y Metales, la Unidad de Contaminantes Orgánicos, el área de Residuos Veterinarios, y el ámbito de la microbiología y biología molecular.

El laboratorio además de sus actividades de control, forma parte de la Plataforma de Seguridad Alimentaria en cuyo marco realiza actividades de investigación centradas en diferentes campos como el desarrollo de nuevos métodos de extracción de contaminantes orgánicos en alimentos y matrices ambientales.

También se trabaja en el desarrollo de métodos analíticos y de muestreo para el control de plaguicidas en aire ambiente y evaluación de los impactos en los alimentos, así como la evaluación del riesgo derivado de la presencia de contaminantes en los alimentos.

 

Los nuevos laboratorios de salud pública de Valencia analizarán este año 18.000 muestras, de las que el 50 por ciento corresponden a los programas de seguridad alimentaria, para garantizar, entre otras líneas que los porcentajes de trasgénicos cumplan la normativa o que los productos que contengan alérgenos lo especifiquen, mientras que la otra mitad corresponde a programas de control ambiental para asegurar la calidad del aire y el agua, según destacó hoy el conseller de Sanitat, Manuel Cervera, en la visita a instalaciones.

Cervera destacó que esta cifra supone incrementar en un 20% la actividad respecto a 2008, cuando se analizaron cerca de 15.000 muestras, de las cuales 6.000 son del programa de vigilancia de alimentos, 4.000 al programa nacional de residuos veterinarios y 5.000 a muestras medioambientales. De estas muestras se obtuvieron 180.000 resultados ya que de cada una de ellas se controlan varias sustancias.

Al respecto, tanto el director general de salud pública, Manuel Escolano, como el jefe de sección de laboratorio de salud pública, Vicente Yusà, destacaron que los análisis corroboran que el agua potable de la Comunitat Valenciana presenta una «buena calidad», aunque resulta «muy difícil» determinar en qué zona es mejor porque depende de unos 70 parámetros. No obstante, las zonas agrícolas suelen ser «más problemáticas» que las urbanas porque el uso de plaguicidas y abonos terminan pasando a los acuíferos, con lo que se elevan los niveles de nitratos.

Yusà explicó que el agua para abastecimiento se analiza en todos los pueblos de la Comunitat y cerca de un 80 por ciento de las muestran se remiten a estos laboratorios, donde se controlan cerca de un centenar de sustancias entre plaguicidas, metales o microbiología, entre otros, mientras que otros contaminantes se controlan en las propias casetas de muestreo. Pero además, en estos laboratorios también se analiza el agua de las fuentes, zonas recreativas, por muy remotas que estén, de los vertidos y las playas, apuntó.

Asimismo, Escolano destacó que la calidad del aire de la Comunitat Valenciana «cumple los requisitos europeos» y aunque «no existe ningún problema, se constata, como marca la lógica que en las zonas rurales es más limpio que es las urbanas por el mayor nivel de tráfico rodado». En cualquier caso, subrayó que la polución en las principales ciudades, como Valencia o Alicante, «dista mucho de los problemas de las grandes urbes como Madrid o Barcelona».

Además, estos laboratorios se centran en la seguridad alimentaria. Así, Escolano destacó que la Comunitat Valenciana fue pionera en desarrollar un programa de trasgénicos, por el que recibió la felicitación de la UE, para identificar la proporción de estas sustancias en los dos únicos productos permitidos, maíz y soja, como si las hay en los no autorizados. Hasta ahora la única anomalía detectada ha sido en maíz importado de otros países por contener un porcentaje no declarado, como es obligatorio.

Otro de los aspectos que investigan es el análisis de los alérgenos de los productos para constatar, por ejemplo, que si van dirigidos a celiacos efectivamente no contengan gluten. En los cinco años que se llevan analizando no se ha detectado ninguna anomalía, destacó Yusà.

Por otro lado, destacó el «enorme esfuerzo» que se ha destinado para controlar la trazabilidad en la cadena alimentaria con el objetivo de que pueda actuar para proteger la salud del consumidor ante cualquier incidencia. Así, destacó que conselleria de Sanidad tiene distribuidos cerca de 300 veterinarios en todos los mataderos, además de los sistemas de autocontrol de la calidad a los que los propios operadores económicos están obligados a desarrollar, mientras que la Administración se encarga de verificar que estos análisis funcionan. En cualquier caso, apuntó que los controles realizados en estos laboratorios son «a tiempo real» para poder actuar si se detecta alguna incidencia y retirar del mercado el producto.

INSTALACIONES

Estos laboratorios, ubicados en el Centro Superior de Investigación en Salud Pública (CSISP), disponen de 3.000 metros cuadrados, están dotadas de modernos sistemas de seguridad para garantizar el correcto trabajo analítico y la seguridad de los trabajadores, que ascienden a 60.

Estas instalaciones se estructura en cinco unidades técnicas: la Unidad de Logística y de Garantía de Calidad, la Unidad de Aguas y Metales, la Unidad de Contaminantes Orgánicos, el área de Residuos Veterinarios, y el ámbito de la microbiología y biología molecular.

El laboratorio además de sus actividades de control, forma parte de la Plataforma de Seguridad Alimentaria en cuyo marco realiza actividades de investigación centradas en diferentes campos como el desarrollo de nuevos métodos de extracción de contaminantes orgánicos en alimentos y matrices ambientales.

También se trabaja en el desarrollo de métodos analíticos y de muestreo para el control de plaguicidas en aire ambiente y evaluación de los impactos en los alimentos, así como la evaluación del riesgo derivado de la presencia de contaminantes en los alimentos.

Los nuevos laboratorios de salud pública de Valencia analizarán este año 18.000 muestras, de las que el 50 por ciento corresponden a los programas de seguridad alimentaria, para garantizar, entre otras líneas que los porcentajes de trasgénicos cumplan la normativa o que los productos que contengan alérgenos lo especifiquen, mientras que la otra mitad corresponde a programas de control ambiental para asegurar la calidad del aire y el agua, según destacó hoy el conseller de Sanitat, Manuel Cervera, en la visita a instalaciones.

Cervera destacó que esta cifra supone incrementar en un 20% la actividad respecto a 2008, cuando se analizaron cerca de 15.000 muestras, de las cuales 6.000 son del programa de vigilancia de alimentos, 4.000 al programa nacional de residuos veterinarios y 5.000 a muestras medioambientales. De estas muestras se obtuvieron 180.000 resultados ya que de cada una de ellas se controlan varias sustancias.

Al respecto, tanto el director general de salud pública, Manuel Escolano, como el jefe de sección de laboratorio de salud pública, Vicente Yusà, destacaron que los análisis corroboran que el agua potable de la Comunitat Valenciana presenta una «buena calidad», aunque resulta «muy difícil» determinar en qué zona es mejor porque depende de unos 70 parámetros. No obstante, las zonas agrícolas suelen ser «más problemáticas» que las urbanas porque el uso de plaguicidas y abonos terminan pasando a los acuíferos, con lo que se elevan los niveles de nitratos.

Yusà explicó que el agua para abastecimiento se analiza en todos los pueblos de la Comunitat y cerca de un 80 por ciento de las muestran se remiten a estos laboratorios, donde se controlan cerca de un centenar de sustancias entre plaguicidas, metales o microbiología, entre otros, mientras que otros contaminantes se controlan en las propias casetas de muestreo. Pero además, en estos laboratorios también se analiza el agua de las fuentes, zonas recreativas, por muy remotas que estén, de los vertidos y las playas, apuntó.

Asimismo, Escolano destacó que la calidad del aire de la Comunitat Valenciana «cumple los requisitos europeos» y aunque «no existe ningún problema, se constata, como marca la lógica que en las zonas rurales es más limpio que es las urbanas por el mayor nivel de tráfico rodado». En cualquier caso, subrayó que la polución en las principales ciudades, como Valencia o Alicante, «dista mucho de los problemas de las grandes urbes como Madrid o Barcelona».

Además, estos laboratorios se centran en la seguridad alimentaria. Así, Escolano destacó que la Comunitat Valenciana fue pionera en desarrollar un programa de trasgénicos, por el que recibió la felicitación de la UE, para identificar la proporción de estas sustancias en los dos únicos productos permitidos, maíz y soja, como si las hay en los no autorizados. Hasta ahora la única anomalía detectada ha sido en maíz importado de otros países por contener un porcentaje no declarado, como es obligatorio.

Otro de los aspectos que investigan es el análisis de los alérgenos de los productos para constatar, por ejemplo, que si van dirigidos a celiacos efectivamente no contengan gluten. En los cinco años que se llevan analizando no se ha detectado ninguna anomalía, destacó Yusà.

Por otro lado, destacó el «enorme esfuerzo» que se ha destinado para controlar la trazabilidad en la cadena alimentaria con el objetivo de que pueda actuar para proteger la salud del consumidor ante cualquier incidencia. Así, destacó que conselleria de Sanidad tiene distribuidos cerca de 300 veterinarios en todos los mataderos, además de los sistemas de autocontrol de la calidad a los que los propios operadores económicos están obligados a desarrollar, mientras que la Administración se encarga de verificar que estos análisis funcionan. En cualquier caso, apuntó que los controles realizados en estos laboratorios son «a tiempo real» para poder actuar si se detecta alguna incidencia y retirar del mercado el producto.

INSTALACIONES

Estos laboratorios, ubicados en el Centro Superior de Investigación en Salud Pública (CSISP), disponen de 3.000 metros cuadrados, están dotadas de modernos sistemas de seguridad para garantizar el correcto trabajo analítico y la seguridad de los trabajadores, que ascienden a 60.

Estas instalaciones se estructura en cinco unidades técnicas: la Unidad de Logística y de Garantía de Calidad, la Unidad de Aguas y Metales, la Unidad de Contaminantes Orgánicos, el área de Residuos Veterinarios, y el ámbito de la microbiología y biología molecular.

El laboratorio además de sus actividades de control, forma parte de la Plataforma de Seguridad Alimentaria en cuyo marco realiza actividades de investigación centradas en diferentes campos como el desarrollo de nuevos métodos de extracción de contaminantes orgánicos en alimentos y matrices ambientales.

También se trabaja en el desarrollo de métodos analíticos y de muestreo para el control de plaguicidas en aire ambiente y evaluación de los impactos en los alimentos, así como la evaluación del riesgo derivado de la presencia de contaminantes en los alimentos.

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