Investigación | La UV y el INCLIVA, pioneras en el estudio de alteraciones cardiacas en Distrofia Miotónica

20 de enero de 2016
CATEGORÍA:
Salud
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Investigadores del grupo de Genómica Traslacional de la Universitat de València y del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico INCLIVA, dirigidos por el profesor Rubén Artero y por la profesora Beatriz Llamusí, han publicado un estudio pionero para conocer la causa molecular de las alteraciones cardiacas en la Distrofia Miotónica (DM)

 

 

Publicado en la revista científica ‘Disease Models and Mechanisms’, el trabajo analiza la disfunción cardiaca de la enfermedad en un modelo biomédico animal, la mosca ‘Drosophila melanogaster’ o mosca del vinagre, y propone la pentamidina como un compuesto que reduce en los insectos la arritmia y otros efectos presentes en la distrofia.

 

La DM, a pesar de ser una enfermedad rara, constituye el tipo de distrofia muscular más común en adultos. Su origen está en una mutación en el gen ‘DMPK’, la cual provoca un aumento en el número de repeticiones del triplete CTG que pasa de 5-34 copias a varios centenares, hecho que provoca la aparición y el desarrollo de la enfermedad. La Distrofia se caracteriza por una reducción de la masa muscular y también es común una afectación multiorgánica que implica problemas cardiacos, endocrinos y del sistema nervioso.

 

En el trabajo (‘Pentamidine rescues contractility and rhythmicity in a Drosophila model of myotonic dystrophy heart dysfunction’), publicado a finales de 2015, el equipo dirigido por Rubén Artero y Beatriz Llamusí ha estudiado y analizado parámetros cardiacos, como la contractilidad y la ritmicidad, alterados en la enfermedad. “La tecnología y el método utilizado para estos estudios en ‘Drosophila’ son únicos a nivel nacional y podrán ser aplicados a otras enfermedades cardiacas de base genética”, apuntan los expertos.

 

A pesar del papel central del sistema cardiaco en la DM, muy pocos estudios se han centrado en averiguar la causa molecular de esta disfunción cardiaca en la enfermedad y en testar el efecto de compuestos con potencial terapéutico. El grupo valenciano ha confirmado que la pentamidina es un compuesto que rescata parcialmente los fenotipos cardiacos. Los fenotipos son cualquier rasgo observable en un organismo resultado de la interacción entre su base genética y el medio.

 

En general los problemas cardiacos, que normalmente preceden a los musculares en la distrofia, ocurren en el 80% de los individuos con DM1 (de los dos casos de distrofia miotrónica, la más grave) y representan la segunda causa de muerte, después del fallo respiratorio. En estos enfermos, se han observado tres tipos de alteraciones cardiacas: defectos en la conducción, arritmias y disfunción mecánica diastólica y/o sistólica. El modelo aplicado en la mosca ‘Drosophila’ ha reproducido estos síntomas y ha permitido el estudio de su base molecular y su respuesta a fármacos.

 

En la investigación que ha llevado a la publicación del artículo, las moscas ‘Drosophila melanogaster’ se alimentaron con pentamidina, y mostraron una reducción de la arritmia y una mejora en la contractilidad. No obstante, la función diastólica y sistólica permaneció alterada, lo que en otros casos sugiere que el efecto de esta sustancia es limitado.

 

En conclusión, este modelo es de utilidad para la identificación de nuevos mecanismos moleculares causantes de los desórdenes cardiacos, así como para el testeo de la eficacia de diferentes aproximaciones terapéuticas que hasta el momento solo se han probado en el músculo esquelético.

 

Este estudio ha sido financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, fondos FEDER, el programa de la Unión Europea para investigación en Enfermedades Raras y el Instituto de Salud Carlos III.

 

Artículo


Mouli Chakraborty, Estela Selma-Soriano, Emile Magny, Juan Pablo Couso, Manuel Perez-Alonso, Nicolas Charlet-Berguerand, Ruben Artero, and Beatriz Llamusi: ‘Pentamidine rescues contractility and rhythmicity in a Drosophila model of myotonic dystrophy heart dysfunction’. Disease Models & Mechanisms (2015) 8, 1569-1578. Doi:10.1242/dmm.021428

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