Valencianos pioneros en biología sintética

8 de agosto de 2013
CATEGORÍA:
Salud y Bienestar
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Los proyectos consisten en modificar diversos organismos para que realicen funciones útiles para los humanos

 

Los equipos de dos universidades de la Comunitat Valenciana competirán en un certamen de ciencias biológicas a nivel internacional

 

Los estudiantes e investigadores valencianos son protagonistas de una revelación en el campo de la biología sintética. Los únicos representantes españoles en la iGEM (international Genetically Engineered Machine) son dos grupos valencianos: el iGEM Valencia-CIPF y el iGEM Valencia Biocampus. El iGEM es la competición internacional más prestigiosa dentro de la Biología Sintética y está organizada por el Massachusetts Institute of Technology (MIT). La edad de la mayoría de los integrantes no supera los 25 años ya que se trata de estudiantes de universidades valencianas.

 

El iGEM-CIPF está financiado por el Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF), la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) y la Universidad Católica de Valencia (UCV). También dos empresas privadas, Jeanología y Emyxs, apoyan económicamente al equipo. El equipo está formado por alumnos y graduados de carreras como las de Biotecnología, Biología, Ingeniería Electrónica e Industrial y Ciencias del Mar. Por su parte, dos ingenieros químicos tutorizan la investigación: María Siruana y David Fuente.

 

En cambio, el iGEM Valencia Biocampus está compuesto por estudiantes de la Universidad de Valencia y de la UPV de Bioquímica, Biotecnología e Ingeniería Industrial e Ingeniería Multimedia. Además, hay estudiantes que son los supervisores del proyecto. Los principales profesores supervisores del proyecto son: Manel Porcar, Juli Peretó, Emilia Matallana y Rosario Gil.

 

El proyecto del equipo iGEM-CIPF consiste en la creación de un repelente mediante la modificación de la levadura común. El organismo lograría repeler a insectos, como los mosquitos, a través de la producción de aromas. Este proceso sería muy útil para evitar la picadura de unos insectos que son transmisores de multitud de enfermedades. La investigación podría suponer un primer paso hacia el desarrollo y producción de forma sostenible de repelentes orgánicos, destinados especialmente a regiones subdesarrolladas y bajo riesgo de pandemia.

 

La formación del Valencia-CIPF comenzó a trabajar en el proyecto de este año en el mes de junio y lo desarrollarán durante todo el verano hasta presentarlo en el concurso internacional del MIT. El equipo ha conseguido varios premios en el certamen: en 2009 consiguieron alcanzar el tercer puesto, y en los años 2006 y 2008 se hicieron con los segundos premios de ‘Conquista de las Adversidades’ y ‘Prácticas Humanas’, respectivamente.

 

El proyecto del Valencia Biocampus consiste en utilizar un organismo conocido como ‘nematodo’ como vehículo o transporte de bacterias a lugares donde su acción es necesaria. En este caso el organismo utilizado como vehículo es el nematodo ‘Caenorhabditis elegans’ y las bacterias a transportar son del género ‘Pseudomonas’ y su propiedad característica es la de producir bioplástico a partir de ácidos grasos. El bioplástico, a diferencia del plástico tradicional, no proviene del petróleo y es biodegradable. La variedad concreta que se produce a través del trabajo del equipo valenciano es la de poliéster bacteriano. El Valencia Biocampus comenzó a pensar ideas para presentarse al concurso a finales del pasado mes de febrero, pero no fue hasta marzo cuando se acordó por completo en que proyecto trabajarían. El equipo se puso manos a la obra finales de julio en el laboratorio. Ahora sólo cabe esperar que todo el trabajo que han desarrollado ambos grupos se vea reconocido en la competición iGEM que se celebrará en noviembre.

 

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