La baldosa que disminuye la contaminación atmosférica

24 de junio de 2016
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«¡No sé dónde está!». Es la respuesta más habitual que se puede oír cuando se pregunta a cualquier peatón por la calle Félix Pizcueta y Gallel. Pese a estar situada en uno de los distritos más exclusivos de la ciudad de Valencia, el Ensanche, destacado por el alto flujo de vehículos, la presencia de tiendas de firmas de lujo, renombrados restaurantes y despachos profesionales, el nombre de esta calle casi siempre pasa desapercibido para los incontables viandantes que la cruzan a diario.

Pronunciarla correctamente no siempre es una tarea fácil, incluso para sus vecinos. Sin embargo, esta vía de tan solo 260 metros de largo ha sido apodada por muchos de sus residentes como “la calle de las obras sin fin”. Una reforma que tardó casi dos meses ha causado todo tipo de molestias, entre otras por la suciedad generada, ruidos ensordecedores, restricciones de acceso a las viviendas, además de una reducción drástica de la actividad comercial, según se quejan algunos comerciantes de la zona.

Entre varias mejoras, también ha pasado desapercibido que la calle Félix Pizcueta sirvió, en el año 2015, de laboratorio para la implantación del Light2Cat. Un proyecto piloto desarrollado por primera vez en Europa cuyo objetivo fue colocar en las aceras unas baldosas anticontaminación que permiten limpiar hasta el 72% del monóxido de nitrógeno y reducir casi un 30% del dióxido de nitrógeno. “Proyectos como este no son visibles al ojo humano, pero tienen un impacto ambiental muy relevante para la ciudad”, recuerda Rafael Monterde, director general de InnDEA, la fundación del Ayuntamiento de Valencia dedicada a la promoción estratégica y a la innovación urbana, y gestora del proyecto en España.

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