INCLIVA determina que el tratamiento del infarto agudo consigue la cicatrización de la zona infartada y evita la fibrosis innecesaria del miocardio sano

8 de agosto de 2016
CATEGORÍA:
Salud y Bienestar
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Científicos del Instituto de Investigación Sanitaria INCLIVA y del Servicio de cardiología Hospital Clínico Universitario de Valencia han determinado que tras tratar un infarto agudo de miocardio con reperfusión (es decir, procedimiento en el cual se abren las arterias bloqueadas para restablecer el flujo sanguíneo) la cicatrización se limita a la zona del infarto pero no a las regiones remotas al daño.


La investigación, publicada recientemente en la revista internacional “Journal of Cardiovasular Translational Research” (http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27250723) ha sido desarrollada por el Grupo de Investigación Traslacional en Cardiopatía Isquémica en colaboración con la Plataforma de Imagen Molecular y Metabolómica de INCLIVA y el grupo ERESA.


Según el cardiólogo Vicente Bodí, coordinador del Grupo de Investigación, el estudio confirma no sólo el efecto beneficioso de la reperfusión salvando el miocardio en riesgo de la zona infartada, sino también evitando la extensión de la fibrosis innecesaria (formación patológica de tejido fibroso ) a zonas sanas .

 

Tras un infarto agudo de miocardio el tejido dañado debe ser regenerado mediante la formación de una cicatriz fibrótica que permite sellar y reparar el tejido miocárdico perdido por el infarto, que es sustituido por colágeno. Este proceso es esencial para que el paciente se recupere ya que una reparación inadecuada de la zona del infarto puede provocar disfunción ventricular y la aparición de insuficiencia cardiaca.

La reperfusión coronaria es clave para la llegada de células que fomentan la cicatrización. Sin embargo, este proceso puede extenderse de manera indeseable a zonas no afectadas por el infarto, lo cual a su vez puede ser perjudicial para el paciente. Esto se había observado en modelos experimentales sin reperfusión coronaria.

Arantxa Hervás, miembro del Grupo de Investigación y principal responsable del estudio, pretendía averiguar si esta fibrosis innecesaria en zonas no infartadas se producía en infartos tratados siguiendo la estrategia habitual actual de reperfusión coronaria en todos los casos.

“Hicimos tres abordajes diferentes todos ellos con recanalización coronaria tras la oclusión inicial: primero en un modelo animal al que se le indujo un infarto de miocardio, a continuación en muestras de miocardio obtenidas de autopsias de pacientes que habían sufrido un infarto y por último, mediante resonancia magnética cardiaca-T1 mapping (la técnica de imagen más novedosa para detectar fibrosis miocárdica), realizada a pacientes con infarto” explica Bodí.

En los tres niveles se evaluó el grado de fibrosis en las áreas infartada y remota a distintos niveles: macroscópicamente, microscópicamente, expresión de genes marcadores de fibrosis así como por microimagen por resonancia magnética. Desde los tres diferentes abordajes, concluimos que el proceso de cicatrización se limitaba a la zona del infarto, mientras que la zona alejada del infarto presentaba unas características similares al miocardio sano” profundiza Arantxa Hervás.

Conocer mejor los procesos de la reparación del tejido tras un infarto y su modulación nos va a permitir mejorar la recuperación de los pacientes, concluyen.

 

 

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