De Valencia al corazón de África

12 de mayo de 2014
CATEGORÍA:
Salud
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«Desde el corazón de Inesfly al corazón de África». Es la fórmula que escoge la doctora valenciana Pilar Mateo (también científica, empresaria…) para explicar la importancia de un proyecto que ya es una realidad en Ghana.

 

En concreto, en Accra, la ciudad que acoge la primera fábrica internacional de Inesfly Corporation, la multinacional de Mateo, con sede en Paiporta, fabrica microcápsulas poliméricas de compuestos insecticidas. Traducido: elementos químicos mezclados con pintura que no afecta a las personas pero sí es letal para los insectos que transmiten enfermedades como la malaria, el dengue o el mal de Chagas. Aplicada en las paredes de las viviendas permite que la sustancia se libere a lo largo de varios años, aspecto clave para el control de las plagas.

 

La planta de producción de Ghana deslumbra por sus números: 10 millones de inversión, 10.000 metros cuadrados, 500 puestos de trabajo entre empleos directos e indirectos… Pero también por su esencia: «Es una forma de unir norte y sur a través del conocimiento e impulsar el desarrollo tecnológico y de formación de la población africana en general», explica Pilar Mateo.

 

«Es dignificar y mejorar la cualificación profesional de muchas personas y contribuir a su autonomía personal. Porque no sólo hay que fabricar sino que también hay que aplicar los productos y eso va a exigir un proceso continuo de educación para la salud», valora Mateo, sin evitar que aflore su ADN de acción. Ella, que lleva 18 años investigando para la erradicación de enfermedades endémicas, defiende: «Si hay un problema, hay una solución».

 

Por eso, tras Ghana -que cuenta con tecnología puntera de España e Inglaterra- llegarán «diversas empresas que vamos a poner en marcha en varios países del mundo». La siguiente se abrirá en el Congo a mediados del próximo año y ya hay hasta ocho países interesados en contar con fábricas «para salvar vidas». Se trata de Pakistán, México, Brasil, Paraguay, Colombia, Chile y China.

 

Las pautas de fabricación serán similares a las adoptadas en Ghana. Es decir, en el centro de microencapsulación de Paiporta (donde un sofisticado robot de dos millones es el jefe) se fabrica este particular sistema que luego se envía a África para acabar el resto del producto.

 

«Es un reto muy importante por lo que significa tecnológicamente unir nuestra empresa de Valencia con otra empresa geográficamente ubicada a miles de kilómetros de distancia», afirma la doctora Mateo.

 

La fábrica que ha comenzado a rodar en África cuenta, además, con un centro de formación en sus instalaciones por el que ya han pasado alumnos de la Universidad de Ghana. Es «el conocimiento en acción para cambiar el mundo».

 

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